
El P. Juan Antonio Cabrera Ruiz atenderá la comunidad de Valle Chico
Con alegría cristiana y espíritu sinodal, el sábado 1 de noviembre, Solemnidad de todos los Santos, la comunidad parroquial de San Pío X le dio la bienvenida al padre Juan Antonio Cabrera Ruiz, sacerdote misionero proveniente de la Archidiócesis de Burgos, España, quien se sumará a la tarea pastoral en la Diócesis de Catamarca.
La Santa Misa tuvo lugar en el templo de ese amplio complejo urbanístico, siendo presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč; y concelebrada por el párroco, padre Héctor Salas; el canciller y secretario de la Curia Diocesana, padre Diego Manzaraz, y el padre Juan Antonio Cabrera Ruiz.
En el inicio de la ceremonia litúrgica, el padre Manzaraz leyó el decreto de designación del padre Juan Antonio Cabrera Ruiz como vicario de la parroquia San Pío X, quien ejercerá su ministerio sacerdotal de manera particular en la comunidad de Nuestra Señora de Guadalupe, teniendo en cuenta el crecimiento poblacional de esa porción del pueblo de Dios del sudeste capitalino.
“Pocas veces tenemos alegrías profundas en la vida. Creo que para esta comunidad es algo muy importante recibir al padre Juan Antonio”, manifestó Mons. Urbanč al comienzo de su homilía, a la vez que expresó su gratitud “a mi hermano arzobispo de Burgos (Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa), quien ha querido compartir un sacerdote de su presbiterio para que esté con nosotros un tiempo, y pueda compartir con ustedes este camino de fe. Él vendrá con sus experiencias de fe propias de Europa y tendrá que insertarse y caminar con ustedes, viene con un gran espíritu de aprendizaje”.
Luego señaló que “la característica que va a tener el acompañamiento del padre Juan Antonio es que el Papa Francisco hace unos años nos envió cuatro familias misioneras que pertenecen a distintas comunidades del Camino Neocatecumenal”, oriundas de Andalucía, zona sur de España, Ecuador, Panamá y México.
Explicó que “la idea de estas familias misioneras es caminar en medio de ustedes, acompañarlos a profundizar la fe… Ellos entregan su tiempo, su vida… nosotros tenemos que estar contentos de que haya hermanos en la fe que viven con tanta intensidad y compromiso esa fe, que están dispuestos a lo que Dios les pida a través de la voz de la Iglesia”.
“Espero que la presencia de estas cuatro familias, acompañadas por el padre Juan Antonio, ayude a que puedan hacer este trabajo de visitar familia por familia, invitar a la oración, al encuentro para la formación cristiana”. En este sentido, dijo que “la Catequesis se debe hacer para la vida, no sólo para llegar a un sacramento. Eso es lo que practican en el Camino Neocatecumenal, es una catequesis donde se profundiza la Palabra de Dios, la doctrina de la vida cristiana, la vida comunitaria, se profundiza en la celebración litúrgica, la Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida cristiana. Todo esto es lo que se vive en estas cuatro familias, y eso será como una levadura que el Señor les envía para ir contagiando este espíritu”.
En alusión a la Solemnidad de todos los Santos, se refirió a la vocación universal a la santidad, “hoy estamos celebrando esta verdad de fe que se llama la Comunión de los Santos, hermanos que ya están en la gloria junto a Dios, algunos presentados como modelos de vida cristiana, otros que están purgándose en el purgatorio, y otros que estamos caminando en este mundo. Al Papa Francisco le gustaba decir la santidad de la puerta de al lado. Ojalá que puedan ustedes decir que estas familias que el Papa les envió les animan a ser santos”.
Resaltó que “esto será una experiencia única en Argentina, porque al único lugar que han llegado familias misioneras enviadas por el Papa, ha sido a Catamarca, y concretamente aquí, a Valle Chico, que es esta población que está creciendo”.
En este Año Jubilar, pidió “a los santos del Cielo que nos ayuden a vivir en una esperanza viva, alegre, que nos lleva al compromiso de una conversión permanente; una esperanza que nos lleve a ser santos”.
Más adelante indicó: “Le auguramos al padre Juan Antonio que tenga una buena acogida, que se sienta cómodo en esta comunidad, colaborando con el padre Héctor, y que esta comunidad pueda ir creciendo y puedan surgir vocaciones a la vida sacerdotal, a la vida consagrada. Que Nuestra Madre de Guadalupe, que en el año 2031 vamos a recordar los 500 años de su presencia en América, la primera manifestación de María en este Continente Americano, nos acompañe. Que todo esto nos lleve al 2033, en que vamos a recordar los 2000 años de la Redención, la muerte de Cristo en la cruz, y en el 2030 los 400 años de la Virgen de Luján, Patrona de Argentina”.
Llamó a tener presentes estos grandes acontecimientos “que sirven para renovar la vida de la Iglesia”, y que “nos motiven para seguir sembrando el mensaje de Jesús en el mundo que nos toca vivir”.
De la comunidad: “Su presencia entre nosotros es un regalo de Dios”
Luego de la Comunión, la catequista Mariana Leguizamón, en nombre de toda la comunidad, le dio la bienvenida al flamante vicario parroquial de San Pío X. “Su presencia entre nosotros es un regalo de Dios, y estamos ansiosos por aprender de su experiencia, su sabiduría y su dedicación a la fe… Queremos que se sienta como en casa, y que sepa que cuenta con nuestro apoyo y nuestra oración”.
“Que el Señor lo bendiga y lo guíe en su ministerio entre nosotros. Que la Virgen de Guadalupe lo proteja y lo acompañe siempre… Quizás usted, al igual que nosotros, estamos en ese tiempo de silencio, de espera, de incertidumbre, pero hoy la historia de María nos recuerda que Dios hace cosas eternas con quienes se atreven a decir: ‘Señor, hágase en mí según tu Palabra’. Bienvenido, estamos ansiosos por caminar juntos en la fe y en la misión”.
Padre Juan Antonio: “La voluntad de Dios me ha traído aquí”
Luego de recibir un presente, el padre Juan Antonio Cabrera Ruiz destacó las palabras de María al Ángel: “Hágase en mí según tu Palabra”, comentando que “esas palabras las puse en mi recordatorio de la ordenación, es lo que siempre le pedí al Señor, que se haga su voluntad. Hoy su voluntad me ha traído aquí, y la Virgen María de Guadalupe, que también estuve dos años en México cuando era seminarista, le dijo a San Juan Diego: ‘¿No estoy Yo aquí que soy tu Madre?’, pues que la Virgen nos acompañe en este caminar, que Ella nos ayude a poder hacer la voluntad de Dios, porque eso es lo que nos va a hacer felices”.
En este sentido, enfatizó que “si de verdad queremos ser felices, como decía el Evangelio, pidámosle al Señor poder hacer su voluntad… Dejemos que la obra de Dios se haga en nuestra vida y eso nos hará felices, simplemente compartir, vivir unidos rezando unos por otros, compartiendo la vida y la fe, que es lo que nos va a llevar al Cielo. Gracias de verdad”.
Al finalizar la ceremonia litúrgica, los presentes compartieron un brindis a la canasta en un ambiente fraterno.
			
        









